Jorge Mario GARCIA
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Siendo casi un niño, Fredy Ovalle fue convocado para jugar con Xelajú MC a los
17 años. A sus 19 era pieza vital del cuadro quetzalteco que ganó el segundo
torneo nacional en 1980.
A diferencia de los recios defensores de ahora, Ovalle era un hombre que
aplicaba la habilidad y la técnica con los 2 pies, en la línea de atrás para
evitar el peligro generado por los delanteros contrarios.
Esa habilidad le hizo ser un elemento clave para cobrar tiros libres, pues los
porteros nunca sabían por dónde les iba a llegar la pelota.
Su debut fue 1978 en un encuentro amistoso de feria ante Comunicaciones, anotó
un gol con el cual selló su relación con el equipo.
El contraste entre lo triste y lo sublime de su carrera lo vivió, cuando Xelajú
MC bajó a la Liga B en 1978, ese mismo año el equipo ganó el título de ese
torneo, regresó a la mayor y se adjudicaron el campeonato nacional.
Vivir esa final ante Retalhuleu, con un estadio totalmente repleto de
aficionados, y una base de jugadores quetzaltecos fue el momento más especial
de su carrera.
Aunque los jugadores no pudieron festejar la ganancia del título, ese día, pues
debieron esperar el desenlace de otro encuentro.
Festejando títulos
Su accionar dentro del armado titular del Xelajú MC le valió ser convocado a la
selección nacional que buscó su pase a los Juegos Olímpicos de 1984 en Los
Angeles.
Ovalle ratificó su buen nivel al ganar el torneo nacional de 1984 siendo
integrante de Aurora, además del torneo de copa y el campeón de campeones.
En 1981 fue subcampeón nacional con Xelajú MC, también fue submonarca
centroamericano en 1982.
Regresó a Xelajú en 1985, pero en 1986 emigró a Estados Unidos donde jugó en
con el club Potosino de la Primera División de San Francisco en donde lograron
el campeonato en 1986 y 1987.
En 1989 retornó a Guatemala, jugando con Xelajú MC la octagonal por el título,
en 1991 su caudal futbolístico fue inútil para evitar la caída del equipo
quetzalteco a la Liga B.
Se inició a los 7 años, jugando en la liga de mosquitos de San Juan Bosco, en
ese mismo lugar de donde salieron la mayoría de campeones de 1980.
Memorias
La adrenalina que provoca el conseguir una anotación es algo de lo grato que
Ovalle guarda, sin embargo el conseguir un gol ante el mejor portero del torneo
es algo indescriptible y eso le sucedió en 1983 al silenciar el estadio Carlos
Salazar hijo de Mazatenango luego de anotarle un soberbio gol a Ricardo
Piccinini, quien en ese entonces era toda una institución bajo los 3 palos.
Entre sus compañeros del Xelajú MC recuerda a Gustavo Pérez, Tula Oliva y
Sergio Marroquín los amigos, Romeo Tello el molestón y Carlos Coyoy el rebelde.